¿CUÁLES SON LOS FACTORES QUE DESENCADENAN LA OBESIDAD?

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A mediados de los años 80 comenzó a escucharse sobre la obesidad como una enfermedad y no como un proceso aislado de casos muy exclusivos. En aquel entonces se consideraba una patología que manejaba dos vertientes: el exceso de comida y lo concerniente a la carga genética que solos o en conjunto repercutían en una sola consecuencia: aumento de peso.

Es a partir de la década de los noventa cuando se decide invertir cada vez más en investigaciones científicas debido al incremento desmedido de la población obesa en varios países, llegando algunos a contar con un 80% de la población que supera un IMC:30 (Indice de Masa Corporal), aspecto éste que se correlacionaba con un incremento de reposos laborales por enfermedad y, en muchos casos, del índice de mortalidad en personas jóvenes sin antecedentes de patologías previas.

Entonces, basado en los resultados que arrojan cada día los estudios científicos, quedó atrás el concepto de que la obesidad tenía un solo factor desencadenante, pasando a ser un trastorno poligénico (son muy raros los casos monogénicos) unido a un exceso de grasa corporal o tejido adiposo, el cual es actualmente reconocido como un órgano endocrino y paracrino que ejerce influencia en fenómenos proinflamatorios y protrombóticos que desencadenan el proceso ateromatoso y la diabetes tipo 2. De todos los acúmulos de grasa corporal el que más se correlaciona con las enfemedades mencionadas es la grasa visceral (abdominal).

Pero ¿Qué desencadena este desequilibrio en el metabolismo del tejido adiposo y el desbalance energético?

Los avances científicos son cada vez más profundos y alentadores en este sentido, dirigiéndose hacia:

  1. Genes que predisponen a la obesidad.
  2. Reacciones alteradas a nivel molecular-celular.
  3. Manifestaciones clínicas de las disfunciones moleculares bajo la influencia socio-cultural (estilos de vida y patrones de alimentación.

Se descubrió una hormona secretada por el tejido adiposo mejor conocida como leptina, la cual podría compararse en cuanto a función en el tejido graso, con la insulina en el metabolismo de los carbohidratos. La leptina influye en la regulación de la ingesta de alimentos y el balance energético en individuos normales pero, en el obeso, se encuentra bloqueada su función y por ende, esta regulación se rompe. Este conocimiento está abriendo las puertas a la búsqueda de fármacos antiobesidad: inhibidores de la ingesta de alimentos, inhibidores de la absorción de nutrientes y fármacos termogénicos.

Igualmente, desde hace unos años se estableció la relación entre Diabetes tipo 2 y obesidad, al grado de estimarse que de 60 a 90% de los pacientes con DM II (Diabetes mellitus tipo 2) son o han sido obesos, por lo que actualmente se prefiere usar el término DIABESIDAD.

Pero no sólo la obesidad se relaciona con el hiperinsulinismo y posteriormente DM II, sino que existe una serie de co-morbilidades frecuentes en la obesidad como son la hipertensión arterial, accidentes cerebro-vasculares. dislipidemias, enfermedad arterial coronaria, trastornos articulares, hernias discales, lumbalgias, hernia hiatal, apnea del sueño, etc..

De acuerdo a lo mencionado, debemos tener cuenta que, al encontrarnos frente a un paciente obeso no debemos plantearnos como meta única el disminuir su peso, sino evaluar todos los demás parámetros que sirven para diagnosticar las patologías mencionadas que acompañan a la obesidad para así ofrecer tratamiento precoz a dichas enfermedades y mejorar su calidad de vida. Se ha comprobado cómo con sólo disminuir el 10% del peso, se mejoran significativamente todas las enfermedades que acompañan a la obesidad.

Existen estudios desde el punto de vista antropológico, la fisiología del ejercicio y la nutrición que arrojan resultados contundentes: Si la medicación -acompañada o no de técnicas quirúrgicas, endoscópicas, etc.-, no va junto con un cambio de estilo de vida que elimine el sedentarismo y mejore el hábito alimentario, no se generarán cambios significativos en la pérdida de peso, ni en la mejoría de los síntomas acompañantes.

Entonces ¿Qué hacer para atacar precozmente esta enfermedad?

Existen parámetros fijados por la OMS (Organización Mundial de la Salud) para diagnosticar obesidad:

  • IMC mayor a 30.
  • Glicemia en ayunas mayor a 100 mg/dl.
  • Circunferencia abdominal superior a 102 cms.
  • Triglicéridos mayores a 150 mg/dl..

Si se presentan al menos tres de estas características, es aconsejable que acuda a un médico especialista para que le realicen una evaluación exhaustiva y le planteen un programa de tratamiento donde se encuentre un equipo de trabajo apropiado que puede incluir: médico obesólogo, nutricionista, psicólogo, entrenador o fisiatra y, alguna otra especialidad médica según sea el caso (internista, endocrinólogo, terapia respiratoria, dermatólogo, traumatólogo, gastroenterólogo, etc).