TODO SOBRE LA APLICACIÓN DE LA TOXINA BOTULÍNICA

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Datos de uno de los tratamientos estéticos más llamativos:

TODO SOBRE LA APLICACIÓN DE LA TOXINA BOTULÍNICA

Por: Dra. Carmen Beltrán, médico estético.

1895, Bélgica: 34 miembros de un club musical sufrieron de parálisis luego de ingerir carne cruda (jamón). Murieron 3 de ellos y se conocía así una entidad clínica llamada Botulismo, palabra proveniente de “salchichas” en latín (botulus).El profesor Emile Van Ermegem microbiólogo Belga llamó Bacillus Botulinus a la bacteria anaeróbica que luego pasó a ser conocida como Clostridium Botulinum.

La toxina botulínica es una neurotoxina producida por la bacteria Clostridium Botulinum que actúa bloqueando la liberación de acetilcolina la cual es una sustancia transmisora de los impulsos nerviosos (neurotransmisor) a nivel de la fibra presináptica de la unión neuromuscular, provocando así una quimiodenervación (ruptura de la transmisión nerviosa de tipo química) selectiva. Esto se traduce en una paresia o parálisis reversible del músculo estriado. Se habla de que el proceso es reversible pues, debido a un mecanismo denominado “sproutting”, sucede la regeneración de la unión neuromuscular periférica o, dicho en otros términos, se regenera la transmisión del impulso nervioso logrando nuevamente la contracción muscular. Existen 7 serotipos de toxina que van de la A hasta la G, siendo totalmente termolábiles (muy sensibles a los cambios de temperatura). Las más potentes son la A,B y F y, de éstas, la mas utilizada es la toxina A.

En 1946 el tipo de toxina A fue purificada por primera vez en forma cristalina por el Dr. Schantz. Posteriormente, en los años 50 el Dr. Vernon Brooks indicó la posibilidad de usarla en el tratamiento de los músculos con funcionalismo aumentado. Sin embargo no fue hasta 1979 cuando el Dr. Schantz preparó una dosis de toxina botulínica cristalina A que continúa siendo la que actualmente se suministra. Esta dosis recibió aprobación de FDA. Al comenzar a utilizarla en el tratamiento de Blefaroespasmo se observó de manera fortuita la regresión de las arrugas, evento este que llevó a los doctores Alastair y Carruthers a extender su uso en el campo de la Medicina Estética.

Actualmente existen en el mercado 3 toxinas botulínicas siendo conocidas como:

  • Botox® de laboratorios Allegan (presentación de 100 U.),
  • Dysport de laboratorios Ipsen (presentación de 500 U.),
  • Lanzhou del Instituto Lanzhou (presentación de 100U. con excipientes diferentes al Botox®) .

Cada una de éstas posee toxinas de pesos moleculares y cantidad de unidades diferentes, así como vehículos o excipientes en su presentación similares, pero no iguales. Por lo tanto no existen equivalencias de dosis entre ninguna de las tres. Esto significa que no deben mezclarse las distintas toxinas para la aplicación en un mismo paciente, ni tampoco para la realización de retoques.

Es de resaltar que la toxina botulínica no atraviesa la barrera hemato-encefálica así que no tiene efecto sobre el sistema nervioso central.

TOXICIDAD

Se estima que para los humanos, la dosis tóxica oscila entre las 2.500 y 3.000 unidades lo que se traduce en un individuo de 70 kg., la utilización de 40 unidades por kilogramo de peso. Las dosis terapéuticas van desde 25 hasta 1.200 unidades por sesión en patologías tratadas pero, en el área estética, el uso común va desde 10 hasta 100 unidades.

El riesgo de formar anticuerpos contra la toxina tipo A se ha observado en algunos casos tratados, pero éstos coinciden con las siguientes características: pacientes que reciben dosis por encima de las 100 unidades y cuando se realiza la reaplicación en períodos entre el mes y los tres meses desde la primera aplicación.

PARA QUÉ SE APLICA DESDE EL PUNTO DE VISTA ESTÉTICO

Líneas de expresión a predominio en el tercio superior del rostro, corrección de la sonrisa gingival (que muestra gran porción de la encía), arrugas en el dorso de la nariz (bunny lines), para lograr la elevación de la punta de la nariz, demarcación del rostro oval (occidentalización del rostro en personas con facciones orientales o demarcación poco definida), mentón muy proyectado, líneas de marioneta, cambios del arco superciliar (cejas), arrugas del cuello y escote, hiperhidrosis axilar, palmar y plantar (sudoración excesiva de axilas, manos y pies).

USOS DESDE EL PUNTO DE VISTA TERAPÉUTICO

Oftalmología: Estrabismo, Nistagmus, Blefaroespasmo.

Neurología: Distonía cervical, tortícolis espasmódica, hemiespasmo facial, mioclonías, temblores, Migrañas.

Fisiatría: Escoliosis.

Cirugía: Cura de fístulas perianales.

Odontología: Distonía oromandibular, Bruxismo, entre otros

La toxina botulínica no debe ser utilizada durante el embarazo, lactancia, miastenia, tampoco si se consumen antibióticos del tipo aminoglucósidos o si se presenta reacción alérgica a alguno de sus componentes.

PRECAUCIONES

Si bien la toxina botulínica ha demostrado ser un medicamento bastante noble y con múltiples usos, es conveniente tomar siempre las siguientes precauciones:

  • Debe ser colocado siempre por un médico entrenado para tal fin.
  • Debe quedar sentado en la historia clínica del paciente el lote, dilución, fecha de preparación y fecha de vencimiento del producto que le están colocando.
  • El paciente no debe rascarse las zonas de aplicación aún cuando sienta un leve escozor u observe algún enrojecimiento en dichos puntos (son reacciones que pueden durar algunas horas).
  • El paciente no debe bajar la cabeza o acostarse durante las primeras 4 horas de post aplicación (en caso de uso en el rostro). Igualmente no debe viajar en avión por el mismo período de tiempo para evitar la migración del producto y posterior efecto en zonas no escogidas.
  • El paciente debe permitir la toma de fotografías como documento visible del antes y el después, además de servir como apoyo para futuros retoques de ser necesario.

RESULTADOS

Aún cuando algunos pacientes refieren notar el cambio apenas es colocada la toxina botulínica, la verdad es que la evidencia de la relajación muscular comienza a partir de las 48-72 horas después de aplicada, necesitando hasta de 14 días para ver los resultados finales con un promedio de 7 a 10 días en la mayoría de las personas.

La persistencia del efecto varía desde tres a seis meses, encontrándose en algunas personas hasta por ocho meses. Este efecto depende de varios factores como lo son: la fuerza del músculo a tratar y la dosis a colocar. Actualmente no se maneja un número constante de unidades para cada músculo, sino que se plantea un esquema personalizado, dando así la posibilidad de evitar un efecto de parálisis, con rostros inexpresivos, sino más bien un debilitamiento muscular que permita continuar haciendo el movimiento, pero sin producir el surco. Este es un factor que afecta favorablemente a los pacientes que laboran en el ámbito de los medios de comunicación ya que, dependiendo de su expresión facial, pueden comunicar o no lo que quieren. Es muy importante que el paciente entienda que a menor dosis colocada, mayor posibilidad de movimiento y expresión pero, al mismo tiempo, menor duración del efecto, lo cual incide en una reaplicación más precoz. También es importante resaltar que, posterior al efecto de la toxina botulínica el paciente queda igual que antes de la colocación y no más deteriorado, como han creído algunas personas generando en ellas cierto temor a la primera aplicación. Tampoco se ha comprobado que el paciente, una vez colocada la toxina por primera vez, deberá ser un esclavo de la misma por el resto de la vida: será por decisión propia la reaplicación o no del producto.